Siempre he admirado a los que leen los signos en las partituras, y pueden entender, interpretar y reproducir a simple vista, de forma magnífica los acordes de maravillosas melodías, quizá porque nunca aprendí a leer la música y siguen siendo para mi las corcheas y semi corcheas, un laberíntico mundo de indescifrables garabatos.
Será por el tema de las técnicas tan necesarias y mi incorregible espontaneidad, lo cual hace, también la música, que si intento tocar algo sea de oído, y cantar que me gusta tanto, lo haga siempre por disfrute, pasión y ganas. Debe tratarse de alguna parte de mi programación cerebral, que me hace ser como soy, lo cierto es que no tengo ni idea, pero parezco ser incorregible.
Si me escuchara cantar un entendido, el pobrecillo oiría horrorizado mis desacordes, y sin embargo lo sigo haciendo con una disculpa y una sonrisa.
No cabe duda que mi naturaleza es así, un poco salvaje, como lo es para escribir, así tal cual, por necesidad del alma y sin técnicas tan necesarias como insufribles para mí.
Carezco de la paciencia, del método, de la espera de largos años de preparación, que admiro en otros.
Yo soy así, como soy, impetuosa, impaciente, atolondrada y revoltosa, quiero hacer lo que me gusta sin más.
Quizá algún día consiga domar mi ímpetu, de momento continúo en estado salvaje y con la cabellera al viento.
A pesar de no crearla, la música que otros crean, es algo que me envuelve, que me cautiva, que me hace suspirar. Los acordes, la sinfonía, el sonido de un violín, o la voz que te atraviesa de un tenor me cautivan.

Así que cada semana intentaré, como si se tratará de entonar una melodía, "entonar" una letras para vosotros, como si fuera un solfeo, y como digo siempre, intentando disfrutar del color, el sabor, y en este caso "la melodía" de las cosas que giran a nuestro alrededor. ;-)
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