
LA BODA AZUL...
Hablamos de sangre azul, de principes azules, del amor que es azul...
Esta fue sin lugar a dudas, una boda azul...
Las invitaciones, el novio, los globos, los pétalos...El amor.
Si pudieramos darle color, el azul celeste fue el protagonista.
Marta y Stephen se casaron...Y todos los que fuimos partícipes de ese gran momento compartimos su felicidad. Se sentía el gran cariño y la ternura que nos inspiraban, y sin duda nunca olvidaremos.
Como en los cuentos de hadas en los que termina con aquello de "Se casaron y fueron felices para siempre" Empieza ahora su historia real, en la que al hacer esa vida juntos, viviran para hacerse felices mutuamente.

La novia estaba preciosa, como una princesa, y el príncipe azul a su lado,
enamorado y feliz.
Son dos chicos tan distintos el uno del otro, y al complementarse forman esa unidad ideal que hace fuerte a una pareja, se quieren, estan enamorados, es la base, lo demas vendrá por añadidura, los cimientos importantes los tienen de sobra.
Stephen es un chico inquieto, incansable, incombustible, curioso, simpático, espontaneo, locuaz.
Marta, es una chica dulce, tierna, delicada, modosita, y algo tímida.
El torbellino y la calma. 
El equilibrio.
Desde que conocí a Stephen, hace 23 años, cuando nació, y parecía mirarme y sonreía entre mis brazos, mientras no paraba de besarle y mirarle embelesada, no ha parado de hacerme sentir orgullosa, de hacerme sonreir, y de hacerme sentir que se merece todo, y más.
Comparto esto como agradecimiento a todos los que le conocen, y le quieren, es que es imposible no quererle.
Agradezco a la vida que haya encontrado el amor, que Marta le quiera tanto, y poder decir sin dudarlo, que lo que mas quiere en el mundo es a su mujer, como debe ser.
Me siento tan orgullosa, que no podía evitar decirlo, y compartirlo.
Gracias a todos por estar a su lado, y por seguir estando, y compartir las muchas alegrias que aun nos seguiran dando.
Una boda azul, desde el amanecer, la ceremonia, el banquete, y hasta el sol quizo acompañarnos para que todo estuviera perfecto...
Y ahora los dos, junto al mar y bajo el cielo azul del caribe, abrazados y felices brindando con una exótica copa tropical al atardecer, y soñando con los muchos amaneceres que disfrutaran nunca más solos, siempre de la mano, siempre con un dulce beso, pudiendo con todo lo que se les presente por delante.
Nos enseñan que el amor aun existe, y con su ejemplo nos hacen sonreir.
Por todo ello, gracias a los dos, os queremos, y mucho.
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