FRAGMENTO Macho Hispánico Ibérico Vulgaris

Era una mujer en todo el sentido de la palabra, y me felicité de haberla conocido. Para nada una hembra hispánica vulgaris, ella es una mujer diferente a las que he visto, y no he vivido poco.
Es una Única.
Y por un tiempo me hizo sentir que yo era un Único también.
No pareció sorprenderse de que quisiera volver a verla, parece saber que es un encanto de mujer, y que los hombres siempre querremos más de ella, sin soberbia, ni vanidad, sino más bien con apacible naturalidad. Luego descubriría que pese a los muchos pretendientes que tenía, podía darse el lujo de estar sola, con una placidez de esas que solo da, la seguridad en si mismo. en ese momento no tenía pareja y me sentí el más afortunado.
Yo carecía de ese privilegio, yo sentía pánico de estar solo, necesitaba la compañía, el calor, el cariño, el afecto de una mujer. Milagros se lo pensaba, y daba igual quien la pretendiera, que fuese al parecer el hombre perfecto quien la buscara, tenía que ser ella quien decidiera, el cuando, el como y el con quién. Creía en eso de que tenía que sentir algo especial, eso que surge o no surge, y que pasa cuando menos te lo esperas, cuando menos lo buscas. Pero yo no me doy por vencido, y aun sabiendo que ese impresentable Cupido, que nunca he visto aparecer en escena para mi mala suerte, no estaría presente una vez más, pensé que estaba claro que tendría que currármelo, y eso hice. No dejé de llamarla, a veces no me cogía el teléfono, pero no me rendía, insistí, y finalmente poco a poco, quedamos otra vez, y otra, la hice reír, disfrutar, hablamos y hablamos sin cansarnos, creo que con ninguna mujer he disfrutado tanto, pasándola de maravilla, no recuerdo haber reído hasta las lágrimas con nadie más que con ella.
La besé un día. No se entregó en ese primer beso, pensé que igual había entrado en su parte tímida, no se negó, pero tampoco se entregó con desenfreno, me aturdía el no poder descifrar lo que significaba, si indiferencia, desagrado, no pude adivinar tras ese beso tenue y efímero, el volcán que se encerraba dentro de ese cuerpo que parecía sereno. Pero me valió con eso para sentir que había vencido, que ya tenía ganado el terreno.
Equivocado. Tuve que currarme la siguiente vez y la siguiente, que me entregara su corazón y su deseo, incluso un segundo beso, o que yo notara al menos en una voz temblorosa, una señal de debilidad hacia su cazador.
De esta manera podría haberme dado los golpes en el pecho, junto con los gruñidos o aullidos, o sonidos guturales, de macho vencedor. Parecía que con ella tendría que currármelo siempre
Pero vencí, usando todas mis armas, vencí. Finalmente la llevé a mi cueva, fría y solitaria, la convencí, y cuando descubrí que había robado su corazón, cuando la desarmé de toda sus lógicas y acertadas dudas, la envolví entre mis brazos, y esa mujer, inteligente, racional, segura y autosuficiente, pero frágil a la vez, finalmente se dejó envolver por el amor y la pasión, una pasión que había sabido guardar como un tesoro que solo podía entregar a un ser egoísta como yo. Que solo quería tenerla, que solo pensaba en mi.

Suele pasar, seres como ella se entregan por lo que sienten, aunque sepan que pueden estar cometiendo un error, creo que siempre lo supo, supo que era un error quererme, pero no lo quiso evitar. Quizá yo era alguien que no la merecía, pero que saboreo el éxtasis entre sus brazos hasta el infinito.
Esa primera vez, se sintió vulnerable, temblaba entre mis brazos como si se tratase de su primera vez, estaba entregándome el más maravilloso regalo, y ya no se reservó más, ya no ocultó ese escalofrío que la recorría por entero cuando apenas rozaba su mano, ya no evitó el siquiera parpadear, llegamos al límite de la pasión una y otra vez. Pensé que era maravillosa. Se estremecía y respondía a cada una de mis caricias, y llegamos a tocar el cielo una y otra vez, en esa primera noche como dos adolescentes, como esa primera vez, aquella que todos recuerdan y que yo nunca disfruté, es más creo que es mala comparación pues mi primera vez fue un desastre, pero esta vez no, nos amamos con locura, con desenfreno, con dulzura, con pasión, con todos los ingredientes, de los que no sabía, que era por lo menos yo capaz de entremezclar, estaba eufórico de poder producir tanto placer, y de sentirlo al mismo tiempo,
¿Acaso era el mismo que pensaba hacía nada en sus cincuenta y pocos años? Como podía esta, a veces niña, a veces mujer, producir estas sensaciones en alguien como yo, que concebía el sexo como una rutina, necesaria y satisfactoria, metódica, siempre de la misma manera, sin cosas raras que ahora parecían maravillosas, me devolvió la vida, la alegría, fue mi elixir, mi poción divina, absorbí de ella toda la belleza y la felicidad de las que parecía una fuente inagotable. Y me curé de mis heridas, de mis dolores, de mi corazón herido y encallecido, Ella fue mi salvación en ese momento de vacío y de soledad en los que estaba inmerso, me rescató...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante lectura. Esta vez me voy a guardar mi opinión con respecto al contenido, porque tengo la sensación de que tu percepción de las cosas y la mía, difiere bastante y es privilegio de cada cual, expresar las cosas bajo el criterio en que las vé.
Por lo que voy percibiendo de tu "macho hispánico" yo le mandaría a muchos sitios, pero el cielo precisamente, no es uno de ellos jajaja.

Un besazo

moni dijo...

Carmen, me encantas, de verdad, y me halaga y mucho que el personaje te inspire cualquier tipo de sentimiento...esa es la idea, buena o mala, que inspire algo...
Mi percepción de las cosas al escribir es diversa, según la historia, según el personaje, según el cristal con que lo mire.
en este caso, evidentemente "El macho..." y "Su presa..." son personajes muy definidos.
Me encantaría ser como Mili en muchos aspectos, tan estupenda y tan maravillosa criatura, al menos asi creo quela inventé...Pero bueno, es solo un personaje...Mejor o peor para quién lee, ya sabes, los buenos, los malos, los tontos...Los que nunca faltan en una historia...
Un besito guapísima, y gracias, eres genial.
Y aunque como dicen aquello de que "Todo parecido con la realidad es pura casualidad..." Puede que al macho como tu dices, tambien le hayan mandado a muchos sitios...Menos al cielo claro... ;-)